Designada en honor de la primera encíclica del Papa Juan Pablo II, Redemptor Hominis (Redentor del Hombre), la iglesia del Santuario invita a sus visitantes a contemplar el misterio del profundo amor de Dios por a humanidad, a venerarlo y a recibirlo. Las escenas bíblicas que cubren los muros nos cuentan la historia de nuestra salvación, al tiempo que los santos representados en las columnas nos recuerdan que formamos parte del pueblo de Dios, del Cuerpo de Cristo, que abarca todo el tiempo y espacio.
Un ambón y altar tallados con maestría, una silla sacerdotal, esculpida en mármol italiano por el artista Edoardo Ferrari, también adornan este espacio sagrado en el Santuario Nacional de San Juan Pablo II. El ambón ilustra a las mujeres que fueron a embalsamar el cuerpo de Cristo. Se muestran saliendo de la tumba de roca vacía, apresuradas para compartir con los Apóstoles las Buenas Nuevas de la Resurrección de Jesús. De hecho, parecen estar en movimiento hacia el altar principal en el cual están tallados los Apóstoles. El altar, a su vez, parece estar literalmente descansando sobre los pies de los Apóstoles, a quienes Jesús comisionó para llevar su Iglesia al mundo.
El altar también contiene reliquias de numerosos santos, muchos de los cuales fueron canonizados por el Papa Juan Pablo II: San Francisco de Laval, San José María Robles Hurtado, Santa Kateri Tekakwitha, Santa Elizabeth Ann Seton, San Juan Neumann y San Junípero Serra.