Oh Santísima Trinidad, te agradecemos
haber honrado a la Iglesia con
San Juan Pablo II y por permitir que
la ternura de tu paternal cuidado,
la gloria de la Cruz de Cristo
y el esplendor del Espíritu de amor
brillaran a través de él.
Confiando plenamente en tu infinita misericordia
y en la intercesión maternal de María,
él nos ha dado una imagen viva de
Jesús, el Buen Pastor.
Él nos ha mostrado que la santidad
es la medida necesaria de la vida
cristiana ordinaria y es el camino para
alcanzar la comunión eterna contigo.
Concédenos, por su intercesión,
y conforme a tu voluntad,
las gracias que imploramos,
por Cristo nuestro Señor. Amén.