Introducción
"Todos conocen a Juan Pablo II: su rostro, su característica forma de moverse y hablar; su inmersión en la plegaria y su espontáneo buen humor. Muchas de sus palabras se han quedado grabadas para siempre en nuestra memoria, comenzando por el apasionado grito con el que se presentó al pueblo al inicio de su pontificado: 'Abrid las puertas a Cristo, ¡no tengáis miedo!'. O su expresión: 'Nadie puede vivir una vida de prueba; nadie puede amar de manera experimental'. Todo un pontificado se condensa en palabras como estas. Es como si quisiera abrir las puertas a Cristo a todos y deseara abrir al pueblo la puerta que conduce a la vida verdadera, al amor verdadero". - Papa Emérito Benedicto XVI.
La vida de un santo es una vida en la que el Evangelio es luminoso. De esta forma, la iglesia ha recibido un regalo incalculable en San Juan Pablo II. A lo largo de su vida, ha mostrado la irradiación de la paternidad de Dios en la humanidad, o lo que San Pablo llama la "novedad de la vida en Cristo" (Cf. Rom. 6: 4)
Infancia
"Aún no había hecho mi Primera Santa Comunión cuando perdí a mi madre: tenía apenas nueve años de edad". — Karol Wojtyła
Karol Józef Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, Polonia, fue el menor de tres hijos. Aunque nació en una amorosa familia, sus primeros años de vida estuvieron marcados por el sufrimiento y la pérdida. Olga, su hermana mayor, murió en la infancia y cuando Karol tenía doce años de edad, Emelia, su madre, murió de insuficiencia renal y Edmund, su hermano mayor, murió heroicamente sirviendo a los enfermos de escarlatina. Conocido por sus amigos como Lolek, creció bajo la amorosa orientación de su padre, era un joven activo, atlético, estudioso y un talentoso actor de teatro.
Juventud
"Las palabras de mi padre representaron un papel muy importante porque me llevaron a convertirme en un adorador de Dios". -- Karol Wojtyla
"Después de su muerte, y más tarde, después de la muerte de mi hermano mayor, quedé solo con mi padre, un hombre profundamente religioso. Día tras día podía observar su austera forma de vida…su ejemplo fue en cierta forma mi primer seminario, una especie de seminario doméstico". -- Karol Wojtyla
El joven Karol asistió a la Universidad Jagiellonian de Cracovia en 1938, donde estudió polaco, literatura, teatro y poesía. También actuó en producciones teatrales locales, cofundando el Teatro Rhapsodic de Cracovia. Fue durante esta época cuando conoció a su mentor, Jan Tyranowski, y conoció el misticismo carmelita de San Juan de la Cruz. Este encuentro cambió profundamente el curso de su vida, conduciéndolo al sacerdocio. Sin embargo, sus estudios se vieron interrumpidos cuando la Alemania nazi invadió Polonia en septiembre de 1939.
Con el fin de permanecer en el país, Karol se vio forzado a trabajar en una cantera, así como en turnos nocturnos en la planta química de Solvay. Durante esa época, Karol sufrió la pérdida de su padre, quien murió de un ataque al corazón, el 18 de febrero de 1941. En 1944, sobrevivió milagrosamente al ser golpeado por un camión alemán. A través de todo esto, relata la madurez de su vocación y la formación de su identidad sacerdotal.
Sacerdote / Obispo
"Como joven sacerdote aprendí a amar el amor humano…Si se ama el amor humano, surge de manera natural la necesidad de comprometerse totalmente al servicio del 'amor justo', porque el amor es justo, es hermoso". -- Papa Juan Pablo II.
Karol se unió a un seminario clandestino encabezado por el Cardenal Sapieha y fue ordenado solo el día de la Fiesta de Todos los Santos en 1946. Después viajó a Roma y continuó sus estudios doctorales. Después de volver a Polonia, fue pastor asistente de una parroquia en Niegowic, donde comenzó su vital obra con los jóvenes.
Después de enseñar en la Universidad Jagiellonian durante aproximadamente cinco años y haber sido nombrado catedrático de ética en la Universidad Católica de Lublin, el Padre Wojtyla fue consagrado obispo auxiliar de Cracovia, el 4 de julio de 1958; fue el obispo más joven en la historia de Polonia. Entre los primeros en escuchar su elección se encontraban los jóvenes que lo acompañaron en sus numerosas excursiones y paseos en la montaña.
Constantemente preocupado por la cuestión del hombre, el Obispo Wojtyla exhortó a una resistencia espiritual y cultural contra la ocupación comunista de Polonia, dando a sus compatriotas esperanza ante la grave opresión.
El Obispo Wojtyla asistió al Concilio Vaticano Segundo que comenzó en 1962, donde brindó un apoyo vital a los documentos básicos del Concilio. Su visión y talento también fueron centrales en la formulación final de Humanae Vitae, que fue promulgada por el Papa Pablo VI en 1968. Poco después, fue elevado al Colegio Cardenalicio.
Inicio del pontificado
"¡No tengáis miedo! Abrid las puertas a Cristo…Cristo sabe 'qué hay en el hombre'. ¡Solo él lo sabe!". -- Papa Juan Pablo II en su Discurso Inaugural, Plaza San Pedro, 22 de octubre de 1978.
El Cardenal Wojtyla fue elegido Papa el 16 de octubre de 1978, y tomó el nombre Juan Pablo II. Fue el 263° sucesor de Pedro y estaba por tener uno de los pontificados más largos en la historia de la iglesia, con una duración de casi 27 años. Conservó su lema episcopal, extraído del profundo conocimiento de San Luis de Montfort, "Totus Tuus - Soy completamente tuyo". Pronto sería cada vez más claro para el mundo que su papado era una encarnación de ese lema y una respuesta directa al Amor Divino, el cual expresó profundamente en su amor por el hombre.
De inmediato, Juan Pablo II llegó al mundo entero con un vigoroso espíritu misionero. Emprendió 104 viajes apostólicos a 129 diferentes países, "a los confines de la tierra" (Hechos 13, 47), iniciando con occidente, México y Estados Unidos, en aras del Evangelio. Su amor por los jóvenes lo condujo a establecer la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró 19 veces durante su pontificado y que atrajo a millones de jóvenes de todas partes del mundo. La preocupación del Papa por el matrimonio y la familia se expresó claramente en el establecimiento del Encuentro Mundial de las Familias, su catequesis de los miércoles sobre el amor humano y la fundación del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.
La presencia del Papa en el escenario mundial comenzó la eliminación gradual y pacífica del comunismo en Europa del Este, evitó la guerra entre las naciones de Chile y Argentina, y empezó la restauración de la paz y la sanación de la división entre las religiones más predominantes en el mundo.
Intento de asesinato
"En todo lo que me pasó ese día, sentí la extraordinaria protección y el cuidado maternal (de la Madre de Dios), que resultó ser más fuerte que la bala mortal". - Papa Juan Pablo II.
El 13 de mayo de 1981, el Papa Juan Pablo II fue víctima de un intento de asesinato en la Plaza San Pedro. Conmocionando al mundo, mostró un extraordinario amor y perdón cuando realizó una visita personal a su atacante, Ali Agca, en la Prisión de Rebibbia en 1983. Después de su recuperación, el Papa Juan Pablo II continuó con su actividad misionera reuniéndose con más de 17,600,000 peregrinos durante las Audiencias Generales y con millones de fieles durante sus posteriores visitas pastorales por todo el mundo. Continuó reuniéndose con numerosos líderes gubernamentales durante 38 visitas oficiales y 738 audiencias y reuniones realizadas con jefes de estado, incluyendo dos discursos memorables en las Naciones Unidas y 246 audiencias con primeros ministros.
Legado
"La respuesta al temor que oscurece la existencia humana a finales del siglo XX, es el esfuerzo común para construir la civilización del amor… Con la ayuda de la gracia de Dios, podemos construir en el siglo que está por llegar y para el próximo milenio una civilización digna de la persona humana, una verdadera cultura de libertad. ¡Podemos y debemos hacerlo!". — Papa Juan Pablo II en su discurso en las Naciones Unidas
El legado doctrinal de Juan Pablo II es uno de los más ricos en la historia de la Iglesia. Guardó incansablemente el depósito de la fe y la tradición de la Iglesia de errores, promoviendo una doctrina teológica, moral y espiritual auténtica.
San Juan Pablo II también fue un escritor prolífico; entre sus principales documentos se encuentran muchos tesoros de la Iglesia. Sus escritos incluyen 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas y 45 cartas apostóicas, además de catequesis dictadas en audiencias generales, lecturas y homilías durante sus numerosos viajes.
Con su énfasis sobre el llamado universal a la santidad, beatificó a 1,338 personas y canonizó a 482 santos, más que todos los papas en los últimos 500 años.
El Gran Jubileo
"Toda la vida cristiana es como una gran peregrinación hacia la casa del Padre, del cual se descubre cada día su amor incondicional por toda criatura humana, y en particular por el 'hijo pródigo', lo descubrimos día a día… El Jubileo… debe animar a todos a emprender...un viaje a la conversión". - Papa Juan Pablo II
A lo largo de su pontificado, el Papa Juan Pablo II guió y preparó a la Iglesia para celebrar el Gran Jubileo, una celebración de la misericordia de Dios y del perdón del pecado, que inicia con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Ocho millones de peregrinos llegaron a Roma para orar durante el Año 2000, mientras la Iglesia y toda la humanidad entraban al tercer milenio desde el nacimiento del Redentor.
Durante esta época, el Papa Juan Pablo II oró por el perdón de Dios y el perdón de aquellos heridos por los pecados de los cristianos durante los dos útimos milenios.
Juan Pablo II exhortó con éxito al diálogo con los judíos e inauguró una época de curación entre judíos, musulmanes y representantes de otras religiones. Numerosas veces extendió una invitación a estos grupos a participar en reuniones en todo el mundo para orar por la paz.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, se entregó a la renovación espiritual de la Iglesia. Estaba convencido de que la Iglesia debía recibir valentía y renovación, incluso ante los grandes desafíos de la humanidad vividos el siglo anterior, acercándose al Corazón de Cristo en la Eucaristía. Declaró, "...La mirada de la Iglesia se dirige continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor". (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, 2003).
El amor de Cristo, "este amor que va hasta el final", proclamado por San Juan Pablo II con toda su vida, se hizo cada vez más comprensible para el mundo a medida que se acercaba el día de su regreso a la Casa del Padre.
Muerte y beatificación
"La muerte en sí no es nada más que un suceso sin esperanza. Es la puerta que se abre de par en par a la eternidad y, para aquellos que viven en Cristo, una experiencia de participación en el misterio de su Muerte y Resurrección". - Papa Juan Pablo II
Sufriendo por los efectos debilitantes de la enfermedad de Parkinson, las secuelas de las heridas del intento de asesinato, las múltiples cirugías y la pérdida de su voz, el Papa Juan Pablo II expresó en sus últimos días el misterio del Señor Crucificado.
Con cientos de miles de personas debajo de la ventana del apartamento papal, manteniendo una vigilia a la luz de las velas durante la agonía final del papa, Juan Pablo II susurró en respuesta, "Os he buscado. Ahora habéis venido a verme. Os doy las gracias". El Papa Juan Pablo II murió la víspera del sábado de la Divina Misericordia, el 2 de abril de 2005, a las 9:37 p.m. poco después de haber pronunciado sus palabras finales audibles, "Dejadme ir a la casa del Padre".
Más de tres millones de peregrinos viajaron a Roma para rendir homenaje al papa, algunos permanecieron en fila por más de 24 horas para orar en acción de gracias por su amado Santo Padre.
El 28 de abril de 2005, el Papa Benedicto XVI anunció que se dispensaría del periodo normal de espera de cinco año antes de comenzar la causa de beatificación y canonización para Juan Pablo II. El 1º de mayo de 2011, el Papa Benedicto XVI beatificó al Papa Juan Pablo II Y el Papa Francisco canonizó a San Juan Pablo II junto con San Juan XXIII el 27 de abril de 2014.
"Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice". — Papa Benedicto XVI, en la Misa Funeraria para el Papa Juan Pablo II, 8 de abril de 2005.